martes, 8 de octubre de 2013

El niño que buscaba el ojo de un muerto

Todos los días los noticieros empiezan su primer bloque con una nota sangrienta. Algunos muestran la mayor cantidad de sangre posible, otros la disimulan poniendo la imagen en blanco y negro, mientras que pocos ocultan con mosaicos los cadáveres. Y es que, la sección policial siempre es la más vista o la más leída.

Un día tuve que ir a cubrir una de estas noticias, que lamentablemente nunca faltan. La policía había encontrado el cadáver de un hombre en el río Rímac, en el Callao.

Al llegar a la escena, lo lógico es encontrar a la unidad de rescate de la policía, a los peritos de criminalística, al fiscal de turno que certifica lo sucedido y a otros colegas periodistas. Pero hay otro grupo de personas que nunca faltan: Los curiosos.


Preguntando a los testigos por lo sucedido, note la presencia de unos niños muy entusiastas por contarme lo que habían visto. El más risueño de ellos se me acercó y dijo:

- "Señorita, el muerto esta desde la madrugada allí en el agua, pero ha venido una rata o una paloma y se ha comido su ojo. Hemos encontrado una partecita del otro ojo por allá, venga y le enseño"



¿Curioso verdad? Por desgracia, esa no fue la primera vez que vi a un niño entretenido frente a un cadáver al cual no estaba relacionado. Y es que sus propios padres los llevan y se quedan varios minutos con ellos viendo al fallecido en plena calle, como si estuvieran apreciando un show artístico.

Para muestra un botón. 
En este enlace que hice para RPP Noticias sobre un joven que fue atropellado, vean cuánta gente está parada con total normalidad frente al cuerpo inerte que además tenía la cabeza reventada. Algunos inclusive aparecen riéndose. 
(Perdonen que el vídeo no tenga el mosaico respectivo, podría dañar susceptibilidades)



He tenido el valor de decirle a esas madres que saquen a sus hijos de allí y varias han preferido ignorarme e irse más allá para seguir viendo. Otras, tuercen la boca y se van.

Como ven, si hay sangre y muertos en cada noticiero o en los diarios, es porque lamentablemente miles de personas disfrutan viendo una tragedia ajena y los medio de comunicación lo saben muy bien.

Hay que entenderlo, la muerte de alguien siempre será noticia pero es usted quien decide como asimilar la información, además siempre hay la opción de cambiar de canal, apagar la tele o voltear la página.


martes, 1 de octubre de 2013

"Estudia periodismo", será divertido decían...

Ser periodista no es cosa fácil, además no es solo una profesión, es un estilo de vida, es una pasión. Pero es verdad también que este no atraviesa su mejor momento y que la inmediatez ha causado serios daños a la calidad de los trabajos periodísticos. Tenemos que admitirlo.
Por ello, nos llueve críticas todo el tiempo y los que más hablan son los que menos conocen lo que pasamos para llevarles la información. Aquí les paso a relatar algo de nuestro día a día y así se enteran...




Los entrevistados. Para conversar con alguien, los periodistas muchas veces tenemos que esperar por horas fuera de una casa, una comisaria o alguna institución a la espera que llegue el personaje, que si quiere, nos da la información o una declaración, sino, la espera fue en vano. Y no, no esperamos sentados en un cómodo lugar, esperamos sentados en la calle, con un frió penetrante o el calor infernal del verano.

Los lugares. Cubrir un incendio es arriesgado. No solo te expones a que te caiga algo encima, sino que te puedes mojar, tropezar o pisar un vidrio. Y si allí no te pasó nada, llegas a casa oliendo a humo, con tu cabello y cada una de tus prendas impregnadas con ese olor a quemado que solo se pasa después de varias lavadas.

Lo mismo sucede yendo al terminal pesquero o a un operativo de comida no saludable. Aunque no lo crean, el mal olor se queda en los zapatos y los arruina por completo.

Los enlaces en vivo. Transmitir en vivo para radio o televisión es una locura. Ustedes solo ven o escuchan al reportero, pero detrás hay decenas de personas diciéndole al mismo tiempo qué hacer. Con una oreja escuchas atento al conductor en el estudio a la espera que te de el pase, con la otra escuchas las indicaciones de los técnicos, en tu cabeza debes memorizar lo que vas a decir y cómo sea debes estar observando al mismo tiempo lo que esta sucediendo para que informes al respecto.

Las preguntas. ¡Cuántas veces critican las preguntas de los periodistas!
Cuando hay un accidente vehicular, es evidente lo sucedido: se chocaron dos autos. Pero, si un reportero pregunta "¿Cómo sucedió?" es para tener los detalles de ese hecho, para que el mismo protagonista de la noticia lo cuente con sus propias palabras, así sea obvio. Claro, preguntarle al herido "¿Le duele?" no es algo justificado.

Lo mismo pasa con las clásicas preguntas a los delincuentes "¿Por qué lo hiciste?" y ¿"Te arrepientes?"... El objetivo es escuchar de su boca cuan desalmada puede ser esa persona o si se trata de alguien que simplemente se equivocó.

Las agresiones. Botellas, manotazos y patadones. No es novedad ver que golpeen a un reportero, a un camarógrafo o a un fotógrafo, lamentablemente algunos han perdido total respeto por nuestro trabajo y antes de usar las palabras recurren a los golpes.

Curiosamente, quienes tienden a tener este tipo de actitudes son los allegados a las autoridades más altas del país. Los guardaespaldas no tiene límites a la hora de "protegerlos" de una incómoda pregunta y son capaces de empujarte sin ningún reparo o ponerle el codo o la mano en el pecho de las periodistas mujeres para alejarlas.

Incluso a veces, sin intención, nos hacemos daño entre nosotros mismos cuando nos amontonamos detrás de un personaje para entrevistarlo. Son gajes del oficio que se olvidan pidiendo disculpas en el momento.

El horario. El periodista que nunca haya trabajado más de 8 horas, debe ser de Marte. Es común quedarse más horas de lo estipulado, a veces por obligación y otras por amor al trabajo, porque no quieres abandonar una nota en la que has trabajado todo el día. Así es imposible llegar a una cita romántica o a una reunión amical a tiempo.

Además, no tenemos feriados ni el llamado "horario de verano"...y ni qué decir de las fechas festivas, se trabaja en Navidad, Año Nuevo y hasta en tu cumpleaños sin chistar.

Los beneficios. Vives haciendo lo que amas. Se sufre en la calle, pero no hay nada mejor que trabajar en algo que te apasiona. Además, tenemos todos los días la oportunidad de ayudar a alguien, que si no saliera en las noticias, quizás nunca podría solucionar sus problemas. 

A todo esto se le suma los grandes amigos que haces en el trabajo. Aunque somos competencia laboralmente, entre los colegas siempre encontraras una mano amiga, que estará allí para ayudarte en las situaciones más complicadas.

Y es que como dijo Ryszard Kapuscinski, "para ser un buen periodista, hay que ser una buena persona".